Subversión de convenciones gráficas: un ejemplo

Un gráfico estadístico —salvo error u omisión— representa fielmente los datos sobre los que se construye: podríamos programar una máquina para que recompusiera la tabla original a partir de cualquier gráfica independientemente de la estética utilizada: sean longitudes, ángulos, tonos de color, etc.

El problema es que los humanos —particularmente, pensando rápido a lo Kahneman— tendemos a fabricar connotaciones que tuercen su sentido. Estas connotaciones —como tantas otras cosas en la vida— pueden tener origen biológico o cultural. Culturales son las convenciones, como que el tiempo fluye de izquierda a derecha o que lo grande va arriba y lo pequeño, abajo.

Ahora, el famoso

El gráfico viola injustificadamente una de las convenciones gráficas más arraigadas y uno no sabe si es por afán de originalidad o para plantar en los cerebros de quienes leen deprisa y sin cuidado la idea contraria de la que rectamente sugieren los datos.