Tetlock

Más sobre la estimación de probabilidades de eventos que no se repiten

Hace un tiempo hablé sobre la estimación de probabilidades de eventos que ocurren una única vez: elecciones, etc. Argumentaba cómo pueden ser descompuestos en dos partes muy distintas cualitativamente: una asociada a eventos que sí que se han repetido; otra, específica y única. El tamaño relativo de ambas componentes afecta a eficacia del mecanismo de estimación.

Esta vez quiero ilustrarlo con un ejemplo extraído, traducido y adaptado de aquí que ilustra el procedimiento.

Algoritmos y ética circa 1950

Estoy corrigiendo las partes de mi libro que tienen que ver con la teoría del a probabilidad para hacerlas más prácticas para quienes llegan a ese mundo no para aprender una serie de reglas operativas que le sirvan para resolver un examen y pasar a otra cosa sino para su trabajo y su vida. Es decir, para asignar probabilidades a eventos.

Y eso me ha llevado a hojear uno de los libros más famosos en los últimos tiempos dedicados al asunto: Superforecasting. En el que he encontrado una referencia a una discusión del perínclito Meehl que dice:

Los efectos de la transparencia

Hace unos días se aprobó la Ley de Transparencia. Si en esta entrada me limitase a aplaudir este hecho, pensarían con razón mis lectores que durante estos días de silencio he sido abducido por alguna criatura extraterrestre y sometido a un lavado de cerebro que borrase de él todo atisbo de subordinación adversativa.

Pues he aquí que acabo de terminar de leer un artículo muy oportuno, Accounting for the Effects of Accountability de J. Lerner y P. Tetlock que estudia desde la óptica de la sicología y la sociología los efectos de la transparencia (que es y no es lo mismo que accountability, pero a la que aplica igualmente) en los sujetos sometidos a ella.

Contándoles las papelinas a los "expertos"

Hace un tiempo leí un resumen de un libro sobre la fiabilidad de las predicciones de determinados expertos: a toro pasado se las comparaba con los sucesos reales para ver en qué medida habían resultado acertadas. Las conclusiones pueden encontrarlas mis lectores en cualquiera de los dos enlaces anteriores.

En España, ahora, contamos con una página que compara las previsiones realizadas por diversos institutos económicos con los valores reales de las magnitudes que con tanto dispendio de recursos y fanfarria de medios publican de vez en cuando. Está sobrada de efectismo y algo falta de legibilidad, pero no puede ser más oportuna.