Voy a realizar un más que cuestionable (debajo desgranaré los caveats) de los resultados de las pruebas PISA del 2015 en España.
Primero, datos y métodos. Los primeros (y las descripciones de las variables) se pueden bajar de aquí. En cuanto a los segundos, he consultado esto (que me ha llevado a), esto y esto (donde está actualizado para los resultados de la última oleada). Hablaré más de métodos, y sus problemas, más abajo.
Eso, ¡enhorabuena!
El estudio está aquí. Como no tiene enlace a datos y métodos, no puedo añadir más. Aplaudo en todo caso al autor que no preste atención a la significancia (véase en el artículo como los intervalos de confianza no cortan el cero en ningún punto) como al tamaño del efecto (aunque no justifique si es grande o pequeño). De nuevo, ¡enhorabuena!
Nota: Si alguien tiene críos en edad escolar y va a elegir una escuela u otra por lo que diga el señor Héctor Cebolla Boado como dice él, a vuelapluma, y luego se da cuenta de que se ha equivocado, que le proteste a él y no a otros.
La realidad es compleja y los más de los fenómenos son multivariados. Frente a casi cualquier afirmación del tipo A causa B, el detector de pendejadas debería hacer saltar la alarma y hacernos pensar que tal vez sea demasiado simple.
Mi detector de pendejadas tuvo más trabajo del habitual mientras leía Equidad y élite. El artículo, tengo la impresión, elabora sobre los datos
recogidos en este informe del Ministerio de Educación sobre los resultados de PISA para España en 2012.
Leí un chiste el otro día: aparecía el ministro de economía de Grecia en su despacho revisando unos informes y comentándole a su asesor: “La única solución es volver a mentir”. No sin cierta dosis de razón nos recuerdan de vez en cuando la cita —de problemática atribución a Mark Twain—: Hay tres tipos de mentiras: mentiras pequeñas, mentiras grandes y estadísticas.
Ahora nos enteramos de que Cataluña maquilló el resultado del examen de PISA a la educación: