Lógica

Formalismos y modelos

Una de las cosas más provechosas que hice durante el encierro consecuencia de la consabida pandemia fue repasar con detenimiento la lógica matemática. En particular, leyendo meticulosamente de tapa a tapa la Introduction to Mathematical Logic de Walicki. Una de las cosas más provechosas de la lógica matemática es la diferencia entre formalismos (p.e., la lógica proposicional) y sus distintos modelos, que la representan mejor o peor: A specification of a domain of objects, and of the rules for interpreting the symbols of a logical language in this domain such that all the theorems of the logical theory are true is said to be a “model” of the theory.

¿La teoría de la probabilidad no extiende la lógica?

Después de haber estado un tiempo —hasta tener que interrumpirlo para convertirme en un elemento socialmente productivo— leyendo sobre cómo la teoría de la probabilidad extiende la lógica (Jaynes, Hacking y compañía), he incurrido en Probability theory does not extend logic. Se trata de un ensayito recomendable pero sobre el que advierto a sus posibles lectores que decae rápidamente de mucho al fango. De él extraigo una interpretación muy heterodoxa de la probabilidad condicional expresada en términos de la lógica de predicados.

El teorema de Bayes como la versión modal del modus tollens

El otro día alguien argumentaba (de una manera que no voy a adjetivar): La lógica (proposiciona, de primer orden) es importante (si lo que se pretende es actuar racionalment), la probabilidad no tanto. El teorema de Bayes es solo un resultado trivial dentro de una disciplina mucho menos relevante que la lógica. Ergo, ¿por qué tanto coñacito con el dichoso teorema de Bayes? Como había alguien equivocado en internet, sonaron todas las alarmas que tengo colocadas en casa y tuve que acudir a enderezar el tuerto.

Todos los seres vivos necesitan agua y las rosas necesitan agua, luego las rosas son seres vivos

El razonamiento que titula la entrada es falso. Pero tendemos a darlo por bueno si no pensamos demasiado (o despacio, en terminología de Kahneman) porque la conclusión es cierta. A menudo, tenemos tantas ganas de llegar a una conclusión que nos parece tan justa y necesaria, que damos por buena cualquier manera de alcanzarla. Coda: Sin método somos esclavos de nuestras prioris.