Cambio climático e incertidumbre

Aunque todavía no haya calado a la población en general —dígolo con las cifras de los tres principales problemas que existen actualmente en España del CIS en mano— son muchas y reputadas las voces que nos advierten del grave riesgo que supone el cambio climático. Tantas y tan conspicuas que, sin duda, habrá que hacerles caso.

Es el parecer —casi, diríase, el consenso— de muchos economistas que la mejor manera para encarar el cambio climático es un impuesto (pigouviano, universal) al carbono. (Nótese, sin embargo, que la UE ha optado por una vía alternativa: la de la creación de cupos. Que viene a ser la solución dual: en lugar de dejar variar la cantidad fijando el precio, dejan variar el precio fijando la cantidad.)

La pregunta es: ¿cuál debería ser el monto de ese impuesto? En ese cálculo entran en juego dos elementos:

  1. El impacto económico del presunto cambio climático en el mundo del futuro.
  2. La determinación de la tasa de descuento, que nos permite trasladar a 2022 costes que ocurran, qué se yo, en 2427.

Una tasa de descuento de cero, promovida por algunos lunáticos henchidos de teórica solidaridad con nuestros sucesores en el s. XXVIII, nos conduciría a restricciones draconianas y, sin duda, chalecos amarillos. Un sinsentido. Por otro lado, una tasa de descuento alta —no voy a decir aquí de quiénes es propia porque quedaría aporofóbico— nos dejaría como dice el CIS que queremos estar.

Entre ambas habría de estar la virtud, dicen, y en Optimal Taxes on Fossil Fuel in General Equilibrium se nos dan algunas cifras que por su interés y por la enorme incertidumbre —uno de los grandes temas del blog— que revelan, reproduzco a continuación.

  • Nordhaus, en un estudio citado —allanador, por lo que se dice, del Nobel de economía que acabó recibiendo— usa una tasa de descuento del 1.5% y llega a un impuesto óptimo de $30 por tonelada.
  • A los autores del artículo, usando esa misma tasa, les da que $57.
  • Stern (el del famoso informe homónimo), usa una tasa de descuento del 0.1% y le da que $221, $500, o $4263 por tonelada según los efectos futuros del CO2 emitido sean leves, moderados o catastróficos
  • A los autores, usando el 1.5% como tasa de descuento con el modelo de efectos leves del CO2 del informe Stern, les da $25.
  • Pero si se usa el de “efectos catastróficos”, se alcanzan los $489.

El artículo citado es de 2014 y es probable que en estos ocho años hayan aparecido estudios adicionales que Dios —y puede que algún lector releído— sabe si habrán contribuido a aumentar el rango de incertidumbre de la cosa.

Y mientras (nótese: en euros, mientras que las cifras anteriores estaban en dólares):