Ubi ratio, ibi paradoxa (Simpsorum)

Efectivamente, ahí donde hay ratios, aparece con frecuencia la llamada paradoja de Simpson (a propósito, en enlace anterior a la Wikipedia es un despropósito: a ver si alguno de mis lectores con tiempo deja la página a la altura de lo que merece una lengua de cultura).

Una ratio muy traída y llevada últimamente y con la que nos gusta autoflagelarnos a los españoles es el de la productividad, que es el cociente entre la producción nacional y el número de trabajadores. Los economistas lo usan para, entre otras cosas, autojustificar su existencia.

De entre las múltiples discusiones que en España se hacen alrededor de este indicador, la que me resultó más reveladora fue la que no se hizo alrededor del gráfico

extraído del estudio Una agenda de crecimiento para España. Si esos datos son correctos, significan lo siguiente:

  • La productividad de los empleados españoles está en línea con la de sus pares europeos (cuando se los compara según el tamaño de las empresas en las que trabajan).
  • Las discusiones recurrentes acerca de la baja competitividad del empleado español son sólo una ilusión producida por la paradoja de Simpson.

En cuyo caso, el remedio para solucionar la aparente baja productividad española no sería que los empleados trabajasen más y cobrasen menos —como reiteran nuestros próceres— sino que las empresas ganasen envergadura y aprovechasen las economías de escala.

Y que nuestros economistas visitasen la página de la Wikipedia sobre la paradoja de Simpson (que alguno de nuestros lectores, seguro, va a entretenerse a poner a la altura de los tiempos) y la leyesen con detenimiento y aprovechamiento.