Probabilidad y banca

Traduzco y adapto un texto de Matt Levine (fuente), cuya relevancia para lo que aquí se suele tratar es más que evidente:

[…] el capital social de un banco, la participación de los accionistas, es solo una pequeña porción que descansa sobre un enorme iceberg de pasivos. En un banco conservador y rentable, podría haber 100€ de activos, 90€ de pasivos y, por lo tanto, 10€ de capital social. Los pasivos son ciertos y conocibles —cosas como depósitos, que deben pagarse al 100%—. Los activos son variables, tienen un riesgo y su valoración es un poco una suposición: incluye activos con precios sujetos a las variaciones del mercado, derivados extraños difíciles de valorar y préstamos comerciales con probabilidades inciertas de ser devueltos. El banco aplica algunas convenciones contables y hace algunas suposiciones para llegar a un valor de 100€ para sus activos. Pero ese número está rodeado de incertidumbre.

Y como el capital social es solo como el 10% de los activos, si la valoración de los activos tiene un error del 10%, entonces ya no hay más capital social, y eso es malo. El valor del capital social del banco es extremadamente sensible al valor de sus activos, porque el banco está muy apalancado. Escribí una vez que “un banco es una colección de suposiciones razonables sobre la valoración de unos activos. Es un proceso puramente estadístico. No hay realidad objetiva. En el mejor de los casos, hay una distribución de probabilidades, una razón para rechazar la hipótesis nula con cierto nivel de confianza”. Si un banco dice tener 100€ de activos y 90€ de pasivos, entonces probablemente sus activos valgan más que sus pasivos, pero no se puede estar realmente seguro. Hay una nube de probabilidades, y 100€ está en esa nube, pero también lo están otros números. Algunos de los otros números son malos.

La mayor parte del tiempo, los bancos funcionan así, en sus nubes de probabilidades. Pero alguna vez sucederá algo que colapse las probabilidades y los obligue a encontrar un número real. Alguna vez, algún banco tendrá que, en efecto, vender todos sus activos durante un fin de semana. A menudo, lo que causa esto es malo: fuga de depósitos, una pérdida de confianza, una emergencia. Cuando esto sucede, es probable que los activos se vendan con descuento. Si el descuento es más del 10%, más que el colchón capital social, entonces los accionistas se quedan sin nada.

Habrá alguno de mis lectores que viva de especular sobre esas distribuciones de probabilidad y calcularles el VaR (valor en riesgo), estresarlas y quién sabe si montecarloarlas. Pero habrá también viva cómodamente convencido de que esos números que a veces se publican son la verdad verdadera y no resúmenes estadísticos de distribuciones que a veces se mueven locamente.