¿Es racional (aparte de aburrido) nadar contra el efecto Lindy?

¿Cuántas veces se habrá escrito este artículo ya? Su renovada manifestación trae la entradilla

Los expertos critican la inacción de las autoridades y avisan: “Se nos viene encima algo muy grave”

y luego, en el cuerpo, abunda en el perpetuo y aburridor argumento contra las terapias alternativas y la homeopatía en particular. A cuenta de lo cual me he echado unas risas porque tenía aún fresco el parrafito

The homeopathists, for instance, shall be, if any one so think, as wrong as St. John Long; but an organized opposition, supported by the efforts of many acting in concert, appealing to common arguments and experience, with perpetual succession and a common seal, as the Queen says in the charter, is, be the merit of the schism what it may, a thing wholly different from the case of the isolated opponent in the mode of opposition to it which reason points out.

obra de De Morgan en su Budget of Paradoxes de 1872. Hace pues 150 años ya estaban los homeópatas dando la santa tabarra; cosa que, en virtud del efecto Lindy, les augura muchos más.

Independientemente del celo de las autoridades, por supuesto, cuyo poder puede alcanzar para condenar al autonomariado a largas tardes de papeleos o reiteradas personaciones en delegaciones de Hacienda; pero jamás a erradicar o acabar con conductas reprobables (de acuerdo con los criterios imperantes en cada época), vicios o inclinaciones insanas. Mejor que erradicar, conjúguese otro verbo que dé a entender el no haber nacido ayer, apréndase a convivir con fenómenos poco deseables y, de poderse, búsquesele el lado bueno.