Gestión de la liquidez en tiempos de inflación

I.

Hubo un tiempo en el que en estas páginas, dejado arrastrar por la corriente, me interesaba por asuntos de esos en los que se asumía la esfericidad de los seres humanos y se estudiaban asuntos como la comparación del radio promedio del alumno esférico español con el de los de otros países de la OCDE. Y otras cosas parecidas o peores.

Desafortunadamente, no somos esféricos, arrastramos nuestras circunstancias multidimensionales y es improbable que vuelva a ocuparme en estas páginas de asuntos que no me competan directamente. Con la esperanza de que puedan ser útiles para otros que se vean en ellos involucrados pero sin garantía ni propósito alguno de universalidad.

II.

  • Esta entrada fue escrita en la fecha que se indica y una alteración de la coyuntura económica podría condenarla a la obsolescencia en unos meses. Querido lector: consulta la fecha de publicación antes de seguir.
  • Esta entrada fue escrita en un lugar muy concreto: España. No está claro qué provecho puede extraer de ella quien la lea desde otras latitudes.
  • Esta entrada ha sido motivada por un problema que no todos tienen: gestionar el exceso de liquidez. Por muchos motivos, no todos tienen ese tipo de, como los denominaba Alberto Olmos, problemas bonitos. Los autónomos, por ejemplo, tenemos ingresos irregulares y gastos con periodicidades atípicas, como las del IVA trimestral. Otras personas pueden estar ahorrando para un gasto sustancial en un plazo determinado. Algunos pueden estar aplicando más o menos explícitamente los principios del goals based investment y encontrar que su Excel (en el peor de los casos) o Python (en el más sofisticado) les sugiere mantener un nivel determinado de activos líquidos. Para ponerle un número a lo que llamar exceso de liquidez, en lo que sigue se estará hablando de rentabilidades en torno a un 3%, que son un par de cafés al mes por cada 1000 euros; tendrá pues exceso de liquidez alguien a quien el esfuerzo de leer lo que sigue y tomarse la molestia, de parecerle bien, de aplicar las medidas oportunas le rinda un número mensual compensatorio de cafés.

III.

Quien haya llegado hasta este punto tiene un dinero en la cuenta corriente perdiendo valor adquisitivo día a día (de nuevo, consúltese la fecha de publicación de esta entrada). Los bancos españoles apenas remuneran las cuentas corrientes. Dicen de cara a la galería que ya tienen suficientes pasivos y que no necesitan molestarse por obtener más. Cosa rara: de obtener más depósitos pagando un tipo de interés moderado, podrían invertir en cosas como deuda del estado al 3% y ganar dinero gratis. Más creíble es otro motivo que dice menos mal de la racionalidad de los banqueros patrios: lanzarse a una carrera de remuneración de los activos en cuentas corrientes es un juego de suma —prácticamente— cero. Se enfrentan a un dilema del prisionero a varias bandas y están aplicando la solución de libro: cooperar en tanto que los demás cooperen.

Pero que los bancos cooperen no significa que nosotros, los clientes más o menos forzosos, hayamos de prestarnos a su juego. Dos alternativas muy socorridas y que parecen buenas solo porque se mencionan mucho son los depósitos y la deuda (letras, esencialmente) del estado. Pero tienen serias desventajas:

  • Plazos (relativamente) inflexibles: tienen horizontes de inversión que suelen ser múltiplos de tres meses y que, por lo tanto, pueden no encajar adecuadamente en el calendario de ingresos y gastos de cada cual.
  • Iliquidez (relativa): son inversiones que solo se pueden deshacer con pérdidas y/o molestias significativas de necesitarse el dinero previamente.
  • La rentabilidad de los depósitos y la rentabilidad neta (descontadas comisiones) de la deuda pública quedan por debajo de lo que se podría conseguir en otra parte.

La alternativa que estoy utilizando es la de los fondos monetarios o de deuda a muy corto plazo (<3 meses), que ofrecen rentabilidades emparejadas al €ster,

o al Euribor a 3 meses,

Es decir, a fecha de hoy, redondeando y restando las comisiones de gestión, algo por encima del 3%.

IV.

Consejos para los interesados en el asunto:

  • Contratarlos en un banco que no cobre por la custodia de los fondos. Muchos bancos cobran algo así como el 0.2% anual que, para rentabilidades tan bajas como las que se están considerando aquí, es un buen pellizco.
  • Por el mismo motivo, buscar un fondo con unas comisiones de gestión bajas.
  • Averiguar qué es una clase limpia en un fondo de inversión y tratar de evitar las más sucias, que son las que suelen vender los bancos habituales.

Consideraciones finales:

  • ¿Liquidez? Por algún motivo —casi seguro de índole regulatoria— una orden de compraventa de fondos de inversión de este tipo tarda un par de días laborales en ejecutarse. Ese es el plazo que se puede tardar en tener el dinero disponible.
  • El fondo que me interesa perdió dinero el año pasado. Efectivamente, el año pasado, el 2022, los tipos a corto plazo eran más bajos y estuvieron en negativo durante una parte significativa del mismo. Ahora no es el caso. Parece que los tipos a corto van a seguir manteniéndose altos una buena temporadita.
  • Pero los tipos bajarán. Sí, ocurrirá algún día. Te enterarás por la prensa, etc. de que el BCE está aplicando rebajas en los tipos. Ese día, todo lo dicho en esta entrada comenzará a caducar y podría llegar a volverse contraproducente. Pero, insisto, salvo que vivas en un zulo y solo te comuniques con el exterior mediante gruñidos, te llegará noticia del momento en que conviene comenzar a pensar en adecuarse a las nuevas condiciones macro.