El sesgo de supervivencia: más allá del manido avión de la IIGM

Todos tenemos una serie de neuronas en la cabeza que se chutan de dopamina cuando oyen “sesgo de supervivencia” y proyectan

en nuestra imaginación. Pero existen alternativas.

La primera es la que describe Émile-Auguste Chartier en su obra Propos d’un Normand 1906-1914 de 1908 cuando habla de cómo se diseñan las canoas polinesias:

Tout bateau est copié sur un autre batea… Raisonnons là-dessus à la manière de Darwin. Il est clair qu’un bateau très mal fait s’en ira par le fond après une ou deux campagnes, et ainsi ne sera jamais copié… On peut donc dire, en toute rigueur, que c’est la mer elle-même qui façonne les bateaux, choisit ceux qui conviennent et détruit les autres.

Que puede traducirse como

Todo barco se copia de otro. Razonemos como Darwin. Es claro que un barco mal construido se hundirá después de uno o dos viajes y, por lo tanto, no será jamás copiado. Se puede decir, en rigor, que es el mismo mar el que diseña los barcos, elige los convenientes y destruye el resto.

(Más sobre las canoas polinesias aquí.)

La segunda alternativa es irónica y autoexplicativa: