Tolstoi, sobre los mercados ineficientes

Arranca Tolstoi en Ana Karenina con esta frase mítica: Todas las familias felices se parecen entre sí; las infelices son desgraciadas en su propia manera.

Me recuerda mucho a la contraposición entre la probabilidad que estudié en la universidad y la que regía fuera. Dentro, mis variables eran, casi indefectivamente, iid, es decir, independientes e idénticamente distribuidas. Y las variables independientes son muy parecidas entre sí. Incluso más, diría yo, que las familias felices.

Sin embargo, extramuros, no hallé independencia. Y las variables aleatorias que no son independientes, dejan de serlo, cada una, en su propia manera. Hipotecas, por ejemplo. Probabilidad de que ambas entren en mora. Una de Murcia, otra de Cádiz. Bernoulli, por supuesto. Pero, ¿igualmente distribuidas? Y, además, ¿independientes? Por supuesto que no. Pero, más aún, es imposible conocer la relación de dependencia (y por lo tanto, aproximarla: ¿aproximarla a qué?). Y es que aunque fuesen condicionalmente independientes con respecto a algunas magnitudes macroeconómicas, ni siquiera sabríamos cuáles. Ni de qué manera.

Ya, ya sé que algunos estudian una cosa que se llama AR(1) donde las observaciones no son independientes. Pero tienen un mecanismo de dependencia simple, explícito e igualmente alejado de prácticamente toda realidad que no sea la simulada por uno mismo en condiciones de laboratorio. Suponen, además, un avance minúsculo desde el puerto seguro de la independencia hacia el océano inmenso e insondable de la falta de ella: solo es uno de los infinitos, incontables, mecanismos que introducen dependencia, cada cual en su propia manera, entre variables. ¡Y eso que ni siquiera es posible saber de manera indubitable que una serie real es AR(1)!

Esto lo sé. De mercados eficientes e ineficientes, particularmente de los segundos, sé infinitamente menos. Pero cuando leo a Jesús Fernández Villaverde escribir:

[…] con repeticiones de banalidades de Krugman […] como la que los economistas estamos enamorados de modelos donde los mercados son perfectos. Esto de nuevo son noticias para mi [sic] ya que yo tenía la impresión de que casi todos mis papers son modelos con imperfecciones de mercado. Bueno debe de ser que mis papers solo existen en un proyecto existencial distinto. Pero quien lo deberá llevar peor son mis estudiantes de doctorado, a los que acabo de meter 15 horas de clase bien intensas (y 3 más que les quedan) de modelos con imperfecciones y que se deberán estar preguntado los pobres que en qué dimensión existencial se han ido esas horas.

Desde mi ignorancia —pero apoyándome en la analogía—, sospecho que la relación entre los modelos con imperfecciones de mercado de JFV y los que los suponen eficientes deben de parecerse muchísimo a los existentes entre los modelos de dependencia de las series autorregresivas y el ideal universo iid. Pero apostaría a que luego, los mercados ineficientes —igual que las familias infelices y las variables aleatorias no independientes— lo son, también, cada uno de ellos, a su propia manera.

Y no sé si JFV ha zanjado definitivamente viejos problemas epistemológicos (sobre el problemático encaje entre los constructos teorico-matemáticos y la siempre rebelde realidad) o si le falta una dosis de sana humildad socrática. Pero si tuviese que apostar…