Colaboración con adversarios

¿Debe usarse casco para circular con bici por las ciudades? Pues la respuesta, incluso la data driven, depende a quién leas. Ídem con cualquier otro asunto.

Por eso es relevante la propuesta de colaboración con adversarios. Que se resume en:

  • Dos personas con visiones opuestas sobre un tema se proponen colaborar en la redacción de un estudio.
  • Cada una de ellas se responsabiliza, pues, de aportar todo tipo de estudios y evidencia al respecto, cuidando de no omitir, por la cuenta que tiene, la más relevante para hacer prevalecer punto de vista.
  • Finalmente, desarrollan una síntesis conjuntamente.

De alguna manera, este procedimiento subcontrataría en los autores del estudio el esfuerzo que hoy en día se delegan en el lector interesado: recopilar opiniones y estudios encontrados para poder llegar al momento de la síntesis. Con los problemas que plantea la asimetría de información (uno tal vez no sea experto en la materia y menos aún en la visión que del asunto tienen tirios y/o troyanos), el sesgo debido a la disponibilidad de datos, su desigual accesibilidad, etc.

Visto desde otra perspectiva, la colaboración entre adversarios superaría la dialéctica socrático-platónica, en la que la refinación del conocimiento no deja de estar digirida por un tocapelotas que ejerce un papel paternalista. Y simetriza la los dos primeros momentos de la llamada tríada dialéctica (hipótesis, antítesis y síntesis): los dos primeros no serían ya consecutivos sino simétricos. Con la ventaja de que se minimiza la posibilidad, real en tantos casos, de hacer de la antítesis un mero hombre de paja.

Y, bueno, ya que los ratones hemos decidido que hay que ponerle un cascabel al gato…