Balanzas fiscales (así, en plural)

En España, lo de las balanzas fiscales es como lo de las manifestaciones: un número que se tiran a la cabeza y con muy mala baba tirios y troyanos. La cantinela que más se oye es la de la prensa periférica (perdón, prensa de la parte este de la periferia: existen otras periferias que callan como palabras de cuatro letras): dizque Cataluña aporta mucho más a la hacienda pública que lo que después recibe de ella por inversiones y servicios.

El interesado en este asunto puede echarle un vistazo a su página de la Wikipedia (nota: la página mencionada fue borrada en 2013) y, en particular, al documento que describe los métodos usados para calcular las balanzas fiscales.

Cabe señalar en primer lugar que tiene todo el sentido del mundo usar el plural para referirse a esta especie de ficción contable: existen seis métodos distintos con seis resultados igualmente distintos. Por ejemplo, los balances fiscales de la Comunidad de Madrid, la más perjudicada por la política fiscal española, van del -5.57 % al -9.13 % del PIB regional. Los de Melilla, en el extremo contrario, del 6.46 % al 34.27 % de su PIB. Seis valores distintos por región, en definitiva, para que cada cual elija el que más le convenga.

¿Imaginan mis lectores que en sus coches tuviesen seis velocímetros discordantes? ¿Imaginan que uno dice que circula a 55 km/h, otro que a 91 km/h y los demás, alguna otra velocidad intermedia? Pues parece que esta algarabía de cifras, gracias al nunca escaso abono del anumerismo, es clave para la gobernanza de esta peculiar nación.