Causalidad y método científico en El País

A raíz de la concesión del último (mal llamado) premio Nobel de Economía, han aparecido publicados en el diario El País el artículo Un premio al método científico de Ramón Marimón y el reportaje Causa y efecto en la economía, sorprendentes ambos tanto por el título como por el contenido. Creo que bien merecen el protoanálisis que sigue.

¿Premio al método científico?

Hombre, ¡que estamos hablando del premio Nobel! Además, si esta vez han premiado al método científico… ¿qué fueron los anteriores laureados? ¿Pitonisos? El debate es viejo y muchos lo conocen mejor que yo. Es bastante famoso el pequeño escrito de Robert E. Lucas, What Economists do, en el que el autor escribe

No estoy seguro si lo tomarás como una confesión o una fanfarronada, pero no somos otra cosa que contadores de historias, creadores de sistemas económicos de ensueño.

Sigue confesando que:

Quiero entender la conexión entre los cambios en la oferta monetaria y las depresiones económicas. Una manera de demostrar que la entiendo, realmente la única totalmente convincente, sería crear una depresión en los EE.UU. manipulando la oferta de dólares. Creo que sé cómo hacerlo, aunque no estoy del todo seguro, pero una virtud del sistema democrático es que quienes nos usan como ratas de laboratorio no nos caen particularmente simpáticos. Así que trataré de crear mi depresión en otro lugar.

Y de hecho, Lucas crea una depresión ficticia, un experimento mental, en un parque de atracciones.

No sé si desde el 88, en el que se escribió esto, hasta el 2011 en que se concedió el premio, han cambiado mucho las cosas. No sé si los premiados han podido inducir distintos efectos en una muestra de economías comparables debidamente aleatorizada, etc. Y que otros laboratorios macroeconómicos hayan sido capaces de reproducrilos.

Ni quiero ni pretendo menospreciar la ciencia económica. Soy consciente de las limitaciones con que se encuentra. Sólo protesto por lo desafortunado y desorientador del titular. Los economistas hacen lo que pueden y las autoridades económicas debaten alrededor de una mesa y no demuestran frente a una pizarra.

¿Causalidad?

A causa B. Y no al revés. Tampoco suceden juntas porque dependen de C. No. Efectivamente, indudablemente, A causa B. Es mucho saber eso. Que se lo pregunten a los médicos. Y a los físicos. ¿Cómo se puede estar seguro?

Los interesados en conocer más sobre el estado del arte en la búsqueda de las siempre lábiles relaciones de causalidad, encontrarán de provecho, más que el reportaje al que me refiero, esta conferencia de David Jensen.