Sobre la tesis de Sánchez (y no es lo que se espera de mí)

Me preguntaron mucho (antes de los últimos seis o siete circos mediáticos) sobre la tesis de Sánchez, cuando estaba en el candelabro. La bajé, la leí en parte (muchas de las páginas más infumables en diagonal, lo reconozco) y me centré en la parte estadística.

Que es un completo despropósito: es una especie de apéndice que no se usa en el resto del texto, una suerte de añadido para darle una mínima pincelada de matematicidad a la cosa. Hay unas correlaciones basadas en unas pocas observaciones elevadas a la categoría de causalidad; unas regresiones lineales que tienen pinta de haber sido calculadas con Excel; una huérfana fórmula en algo que parece $\LaTeX$ que no tiene que ver con el contexto (parece tomada de algún sitio donde se hablaba de otra cosa), etc. Todo eso (pero nada aprovechable) hay.

Sin embargo, el gran tema no es ese sino otro del que el anterior es un mero episodio. El gran tema del que nos habla la tesis de Sánchez es el paripé. Paripé para obtener un título con el que cobrar unas pesetas más por las tutorías, paripé para realizar un informe que nadie leerá, paripé para arreglar una cosa y romper tres, paripé para…

Lo siento, pero no tengo autoridad moral para criticar el paripé de otros cuando acabo de pasar un fin de semana con el taxímetro encendido para terminar a matacaballo algo plagado de algunas de las líneas de código más vergonzosas que he proferido, donde he tenido que usar pruebas no parámetricas por imperativo del guión, donde he copipegado a mansalva y he incurrido en cada una de las prácticas que tanto critico cuando me pongo digno. Todo por tres ceros de Judas y todo para escribir lo que nadie, nunca y bajo ningún concepto leerá jamás.

Paripé.