Menos econometría y más precioestatos

¿Será necesario un doctorado en econometría para poner una lavadora? Con eso ironiza el autor de El nuevo sistema de precios para la electricidad (I): Entre la tarifa gusiluz y la tarifa batamanta.

Os cuento el contexto.

Al parecer, a partir de cierta fecha no muy remota, el precio de la electricidad en España variará de acuerdo con el precio en el mercado de generación y, por lo tanto, según la hora. Las variaciones podrán ser importantes según el día, el tiempo, etc. De manera que los consumidores no sabrán —salvo que malgasten mucho tiempo consultando algún tipo de servicio de cotizaciones en tiempo real— cuánto les costará poner una lavadora. Y, por lo tanto, tampoco podrán ajustar su consumo al precio. Etc.

Y yo me pregunto: ¿es realmente necesario que el consumidor especule con el precio de la electricidad? Creo que no, que sería perfectamente posible —y justo gracias a que el precio se va a ajustar al coste horario— comenzar a incorporar tecnología en nuestros electrodomésticos que los hagan sensibles (y sin intervención de su propietario) a las variaciones de precios.

Por ejemplo, sería posible programar lavadoras a horas en que el precio de la electricidad descendiese de cierto umbral. O tener dispositivos de refrigeración (aire acondicionado, neveras, etc.) que almacenasen frío en horas en que la electricidad fuese más económica. Ídem con los termos. Etc.

Incluso estos dispositivos podrían alimentarse con señales proporcionadas (¿vía internet?) por empresas que mantuviesen dichos modelos econométricos e hiciesen previsiones de precios.

Cierto que almacenar electricidad es ineficiente. Pero siempre puede almacenar el producto intermedio de esa electricidad (frío, calor, ropa limpia, etc.) y por primera vez los consumidores (y los fabricantes de electrodomésticos) van a tener el incentivo necesario para ajustar su consumo.

Por supuesto, sin necesidad de doctorados en econometría: con precioestatos, bastaría.